viernes, 22 de febrero de 2008

Condenado a carcel por "pintar"

Una juez de Barcelona ha impuesto dos años de cárcel y una multa de 2.400 euros a un joven por pintar 'graffitis' en varias estaciones del Metro de la capital catalana en 2005. El condenado, además, deberá indemnizar con 981 euros a la empresa municipal por los desperfectos causados.

Según la sentencia del juzgado los hechos ocurrieron entre el 21 de marzo y el 8 de abril de 2005, cuando el joven pintó 'graffitis' en tres ocasiones en la estaciones de Urgell y de Torres i Bages de la Línea 1 y en la parada de Plaça del Centre de la Línea 3.

Siempre actuaba del mismo modo: tiraba de la palanca de parada de emergencia para detener el tren, pintaba la parte exterior de los vagones y huía.

La sentencia declara probado que las pintadas se hicieron "de manera continuada, en tres días distintos y en estaciones de Metro diversas", y considera que el joven había cometido un delito y no una falta, como pedía la Fiscalía.

Odio los "graffitis"

Odio los 'graffitis'


BENJAMÍN PRADO
EL PAÍS - 21-02-2008

"Lees en la prensa y parecen víctimas, pero algunos de ellos no lo son. Tal vez sea porque la palabra víctima se ha manipulado de tal manera y ha sufrido tal devaluación que cualquier día, siguiendo los criterios que se aplican al drama del terrorismo, alguien cuyo padre murió de diabetes podrá definirse como víctima de esa enfermedad, aunque esté sano como un roble. No sé si me entienden".

Todo eso lo pensó Juan Urbano mientras paseaba por la calle de Fuencarral con los ojos amargos de ver las pintadas que los graffiteros y otros kaleborrocas semidesnatados hacen en muros, escaparates y puertas hasta convertir la ciudad entera en la fachada de un basurero. Porque el caso es que cuando él ve esa sucesión de firmas y monigotes estampados sobre un comercio, por ejemplo, no ve arte sino gamberrismo; no ve a un joven que ejerce, spray en mano, su libertad de expresión, sino a los pobres dueños de la tienda desolados al llegar una mañana y ver el destrozo, y abrumados de pensar en cómo, con qué y por cuánto les va a salir reparar los daños. También se los imaginó entregados a ideas sádicas al pensar en lo que les gustaría hacerle con el aerosol al simpático que esa madrugada les dejó el establecimiento hecho un cuadro, en el mal sentido de la palabra. El caso es que lees los diarios y ves que cuatro menores de Coslada han sido condenados a pagar una multa de 411 euros y a realizar trabajos en beneficio de la comunidad por pintar con graffitis en un edificio municipal. Y que otro presunto artista callejero de 17 años ha sido condenado a limpiar durante 70 horas la fachada de los juzgados de Getafe. O que a otras dos adolescentes de A Coruña les ha caído un fin de semana de arresto y una condena que les obliga a pagar los costes de la reparación de su fechoría, que asciende a 240 euros, la cantidad que el pintor cobró a la dueña del muro agredido. O te enteras de que, al otro lado del mapa, en Barcelona, una juez ha impuesto dos años de cárcel, una multa de 2.400 euros y una indemnización de 981 a un joven por pintar graffitis en los vagones del metro de la capital catalana, cosa que hacía tirando de la palanca de emergencia para detener el tren, dibujando cualquier cosa que se pueda hacer en 10 segundos en los cristales y la carrocería del vehículo, y huyendo a la carrera. Picasso express. Y la verdad es que la última sentencia parece un poco excesiva, pero las otras no le parecen nada mal a Juan Urbano, que detesta la retórica de algunos toreros de salón que no sólo defienden a los pintamonas, dicho sea con ánimo de describir, no de ofender, sino que se refieren a ellos como artistas. Ya ves tú. Lo cierto es que el caso de los graffiteros es un síntoma de hasta qué punto los políticos actúan a menudo como malos padres, de esos que tienen miedo a educar a sus hijos y dejan que se conviertan en seres maleducados y egoístas, incapaces de asumir sus errores y siempre predispuestos a faltarle al respeto al que tienen al lado. Porque al asunto de las pintadas callejeras hay que plantarle cara, no sólo lavársela mandando brigadas de limpieza a restaurar las paredes. Para empezar, ¿no sería posible limitar la venta de esos sprays, que hoy día se pueden comprar en cualquier parte? ¿O encontrar algún modo de que sólo los puedan adquirir los profesionales acreditados que los necesiten para hacer su trabajo? No diré que un spray sea un arma, pero sí que hay quienes causan con ellos heridas de colores que, además, suelen dejar cicatriz. Eso sí, como toda prohibición debe llevar implícita una alternativa, tampoco estaría mal que los ayuntamientos buscasen más lugares para que los graffiteros que no sean simples embadurnadores puedan pasar el rato y mirarse unos a otros. Aunque si te gusta pintar, lo mejor es que te compres unos lienzos y unos pinceles. Y si te gusta pintar casas, pinta la de tu familia, que seguro que estará encantada de enseñarle la exposición a los vecinos. Juan Urbano siguió caminando por la calle de Fuencarral. Cada metro había un graffiti más feo que el anterior, que, de alguna manera, echaba a perder todo el trabajo de rehabilitación que se está haciendo en ese barrio, que poco a poco se transforma en un lugar bonito, paseable y que tiene un ambiente propio, especial, lleno de locales bonitos que, por desgracia, se dedican a afear los autores de las pintadas que tanto le disgustan. Ojalá el Ayuntamiento decida poner alguna vigilancia en la zona y los juzgados empiecen a ser un poco más serios en este tema y, una de dos, a mandar a los autores del desmán o a borrarlo o a hacer que paguen el precio de la reparación. Igual así funciona.



Editorial

ARTE CALLEJERO

Los graffitis son una obra de arte para mucha gente. Algunas pintadas son maravilosas pero algunos graffiteros se pasan ya que pintan en fachadas no autorizadas.
Muchos jóvenes han sido demandados por este tipo de "vandalismo", a la gente no le gusta que los "pintores" no respeten nuestro medio urbano.
Muchos se quejan de que no los dejan en paz , pero la culpa lo tienen ellos ya que se pasan mucho y quieren que la gente los recuerden y no lo harán si siguen con esa actitud.

martes, 19 de febrero de 2008

Condedena judicial

Condenados por pintar grafitos en un muro que iba a derribarse

La juez impone una multa de 411 euros y trabajos para la comunidad

F. JAVIER BARROSO - Madrid
EL PAÍS - 19-02-2008

"No estábamos haciendo nada. Los mismos vecinos nos habían dicho que podíamos pintar el muro porque lo iban a tirar al poco tiempo". Así se justificaba Alfonso Salvador F. P., un vecino de San Fernando de Henares de 22 años, al conocer que había sido condenado. Hace un año, Sito (como es conocido por sus amigos) estaba junto con otros amigos en el centro de Coslada haciendo una pintada cuando fue detenido por la Policía Local. Una de las inculpadas estaba grabando con una videocámara a sus amigos. La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Coslada, Gemma Dolores Solé Mora, ha dictado una sentencia en la que condena a Sito y a Aitor L. P., ambos de 22 años, a cuatro días de localización permanente o seis días de trabajos en beneficio de la comunidad por una falta de deslucimiento de bienes inmuebles. Además, deberán pagar una multa de 411 euros por los daños ocasionados.

En el caso de Alba S. M., de 20 años, que era la persona que estaba grabando los hechos, la pena baja a dos días de localización permanente o tres de trabajos para la comunidad. El cuarto inculpado, José Antonio C. G., de 22 años, tiene mayor condena (seis días de localización) por ser reincidente. Los condenados pueden recurrir el fallo. Los hechos ocurrieron a las 23.20 del 4 de enero de 2007. Los cuatro condenados, junto con otros amigos, pintaban un graffiti en la calle de Argentina, cuando se acercaron dos policías locales de paisano. Los agentes les dieron el alto y los grafiteros salieron corriendo. En la huida, uno de ellos saltó sobre un vehículo aparcado y le ocasionó importantes destrozos. La policía se incautó de 10 botes de pintura. Naves abandonadas
"Siempre cogemos sitios en los que no se moleste, como fábricas abandonadas o casas en ruinas. Intentamos no molestar a nadie", explica Sito, un mozo de almacén, que ahora está en paro. "No vamos mucho a hacer pintadas. Siempre quedamos entre nosotros por teléfono y pueden pasar meses sin hacerlas", añade. La última, una nave de Mejorada del Campo. Y de eso ya hace un mes y medio. "Nos gustan más las letras que grandes dibujos, pero hacemos de todo", añade. "No estoy de acuerdo con la sentencia. No hacíamos nada y ese muro lo tiraron al poco tiempo. Había muchas más pintadas, algunas de ellas posteriores a la nuestra, y nos las quieren meter todas a nosotros", protesta Sito, que reconoce que no le importaría limpiar pintadas si así lo determina la juez.




lunes, 18 de febrero de 2008

Noticia

Condenado a limpiar la fachada del juzgado por hacer un ‘graffiti’

Un muchacho de 17 años ha sido condenado a limpiar durante 70 horas la fachada de los juzgados de Getafe
Es la condena que le ha impuesto un juez por pintar con un graffiti un camión en una calle de la capital. En la sentencia, el magistrado Emilio Calatayud, conocido por sus dictámenes educativos, ordena que el joven acompañe a una empresa de limpieza a la sede de los jugados para que ayude en las labores de saneamiento de las paredes exteriores del edificio. Calatayud explica que el menor, «de clase media-alta», fue detenido por pintar el vehículo hace unos seis meses.

Reportaje


El día uno de febrero hicimos una salida a la calle Greco donde pudimos observar los distintos tipos de graffitis. Se pueden clasificar en graffitis y pintadas. Había algunos hechos con plantillas.
Todos coincidimos en que las pintadas solo sirven para estropear y ensuciar las calles y los graffitis podrían tomarse como un modo de arte.
En la parte superior se encontraban todas las pintadas distribuidas por paredes, suelos, bancos, papeleras... y en la parte inferior es donde se encontraban los distintos tipos de graffiti, donde había mucha variedad, a diferencia de las pintadas, los graffittis expresan las ideas que quieren reflejar los graffiteros. Algunos son de mujeres desnudas, firmas, imágenes de miedo, símbolos bandálicos, caricaturas, retratos, etc...

¿Vandalismo o arte?

--Carta al director--
Los graffitis para muchos son un arte callejero y para otros, un acto vandálico. Firmas o pintadas, las hacen en los garajes, paredes, cabinas, bancos y hasta en las papeleras.

Limpiar los graffitis de las fachadas cuesta al Ayuntamiento 240.000 euros al año, unos 660 euros al día. En 2005 hubo 408 sanciones por este motivo. Ahora, las multas son hasta 300 euros, pero cuando entre en vigor la nueva ley de vandalismo ascenderán hasta 15.025 euros.
Creemos que esto se debería acabar ya sea por aumento de las penas impuestas para ellos o las sanciones economicas.

Carta Al Director.

Estimado Sr. Director queriamos hablarle sobre los graffitis que ensucian nuestras calles porque aunque algunos graffitis están bien otros están sobre las fachadas de nuestras casas, nuestro instituto, nuestros polideportivos, en todos los lados pero al ayuntamiento esto parece darle igual y por eso un grupo de vecinos de Getafe protestamos y pedimos que se pueda pintar en unos determinados sitios y que la policia haga algo que para eso se les paga.

REPORTAJE

SALIDA URBANA

El primer dia del mes de Febrero,nuestra clase fue a visitar los graffitis de los muros que se encuentran en la calle Greco (Getafe). A todos nos gusto mucho ya que nos encontramos a un graffitero pintando un país imaginario, le preguntamos que porque pintaba ese país tan marvilloso, nos dijo que ese es el mundo donde le gustaría vivir.

Editorial

Los graffitis es un tema en el que la gente que los realiza lo hacen por representar sus sentimientos, también para decorar,por enseñar lo que saben hacer.
Pero hay gente que los hacen en sitios que no son adecuados, como por ejemplo en portales, bancos, calles (paredes). También los hacen en tiendas, en los escaparates. Esto les impide lucir en las tiendas su venta.
Hay gente que tambien al hacer graffitis lo hacen con intención de amenazar o advertir algo, también contra la política.

Graffiti: ¿Arte o vandalismo?

Este arte callejero se ha convertido en una revolución en algunas ciudades de Madrid.
Algunas personas piensan que esto está bien,pero otros no opinan lo mismo.
Los graffiteros no piensan que pintar en las paredes sea vandalismo, sólo expresan lo que sienten, lo expresan en cualquier lugar y este es el problema para la gente.

viernes, 15 de febrero de 2008

Carta al director.

Vivo en Leganés, en una comunidad que está cansada de que cada vez que los jóvenes se reúnen para hacer botellón o simplemente verse, ensucien nuestra fachada con graffitis, generalmente, de mal gusto. Cada año, todos los vecinos hacemos una derrama para volver a pintar las paredes, pero al cabo de una semana, todo vuelve a estar igual que antes. Es una situación insostenible. Pedimos al Ayuntamiento, por favor, que se tomen las medidas necesarias para acabar con ésto.

El graffiti, un arte.

31/01/08

Hasta veintidós artistas, son los protagonistas de esta exposición de la Sala Escala que, con el título de «El lenguaje subjuntivo», quiere plantear la importancia del dibujo como la obra más inmediata del artista.

José Manuel Amores y Paco Pérez Valencia presentaron ayer en la sala de Cajasol esta muestra que surge de las colecciones fundidas de las dos anteriores fundaciones. «Es una apuesta de los dos proyectos culturales que ya son uno», afirmó Amores.

La transgresión de esta exposición es la elección del artista del graffiti, Bimbo, para hacer su obra en la pared, sobre la que se han colocado los dibujos.

El graffiti, realizado en trazo amplio y tono gris sobre blanco, es la firma de Bimbo hasta convertirla en una maraña de líneas. «No queremos perseguir el éxito, sino provocar la reflexión y la transgresión como espacio contemporáneo», afirmó Pérez Valencia. Por su parte, para Bimbo sacar de la calle su graffiti no ha sido una traición, «porque primero además, siempre está en mi cuaderno», dijo el artista.

Fuente: ABC

Carta al director

Somos un grupo de graffiteras de Getafe, nos dirigimos a su periódico porque queremos que el Ayuntamiento habilite muros en diferentes barrios de nuestra localidad. En la actualidad, que sepamos, sólo está permitido hacerlo a lo largo de la calle Greco.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Muros legales

La oposición propone que haya 40 muros legales para grafitos

Ana Botella se niega porque "los grafiteros sólo quieren transgredir"

P. O. D. - Madrid
EL PAÍS - 13-02-2008

Arte urbano o vandalismo. Para Pedro Santín (PSOE) y Milagros Hernández (IU), los grafitos son lo primero, y para Ana Botella (PP), lo segundo. En la comisión de Medio Ambiente de ayer en el Ayuntamiento se produjo este debate tras la proposición, la semana pasada por parte de IU y esta semana por parte del PSOE, de habilitar espacios para que los grafiteros madrileños puedan realizar sus murales. Los principales afectados estuvieron ausentes, pero habían hecho llegar sus demandas a los responsables políticos: "Estamos hablando con ellos porque no queremos que se nos criminalice", explicaba Murphy (diseñador gráfico de 31 años), uno de los grafiteros del colectivo Desviados. En su aval, y a pesar de que no existe ningún espacio reglamentario para ello en Madrid, están murales como el que se encuentra en la calle de Herrera Oria, en el que aparecen las caras de Zapatero y Rajoy con un mensaje: "Los mismos perros, distintos collares".

Santín sugirió que Madrid habilite 40 muros donde realizar legalmente pintadas, de modo que todos los distritos tengan unos mil metros cuadrados, que serían limpiados periódicamente, para ser usados por el mayor número de dibujantes posible. Las juntas municipales y los propios grafiteros se encargarían de organizar los turnos. Se trata de "dar la posibilidad a quienes se expresan de este modo de tener 20.000 metros cuadrados de muros a su disposición", dijo. Botella se negó a aceptar la propuesta porque "daría lo mismo: ponga o no el Ayuntamiento paredes para los grafiteros, seguiría habiendo pintadas porque sólo buscan transgredir y pintar en cualquier sitio". No en vano entre sus planes está el sacar adelante una ordenanza municipal de residuos que incluya un aumento de las multas para las pintadas ilegales, de los 150 euros de ahora hasta los 6.000 y el decomiso del material. La representante de IU se reunió con los miembros de Desviados y, aparte de pedir espacios para el arte urbano, planteó la necesidad de distinguir "entre el graffiti muralista y la pintada que ensucia las calles", y puso como ejemplo ciudades como Londres, con rutas de grafitos, o Gijón, donde las cajas de tendido eléctrico en las aceras se han convertido en el soporte artístico de esta forma de expresión. Hay además un argumento difícilmente refutable: los cálculos del PSOE aluden a un millón y medio de metros cuadrados de muros y fachadas de edificios que son pintados cada año en la ciudad, y cuya limpieza le cuesta al Ayuntamiento seis millones de euros. Aunque sea por ahorrar...



lunes, 4 de febrero de 2008

De Ceausescu al 'graffiti'

De Ceausescu al 'graffiti'


Patricia Gosálvez
EL PAÍS - 21-08-2007

Si una ventana rota no se repara, parece que a nadie le importa y pronto habrá más. Muchas ventanas rotas implican que no hay castigo, y pronto se darán crímenes más serios. Según la teoría de Wilson y Kelling, criminólogos estadounidenses, "el desorden propicia el crimen".

En el libro El punto clave, el periodista Malcom Gladwell usa la teoría de las ventanas rotas para ilustrar cómo "las cosas pequeñas pueden tener grandes efectos". En 1990, el crimen en Nueva York, que alcanzaba cotas históricas, empezó a caer en picado. Diez años después, había descendido más de un 70%. Aunque baraja muchas causas (bonanza económica, políticas carcelarias, baja rentabilidad del crack), el autor achaca gran parte del descenso a la limpieza de los vagones de metro. Bajo tierra, en los destartalados y vandalizados trenes, el crimen era una epidemia. En 1984, el suburbano contrató a Kelling para poner en práctica su teoría. Bajo el lema "El graffiti simboliza el colapso del sistema", los trenes pintados no salían del hangar. La delincuencia descendió y unos años después, el alcalde Giuliani y su jefe de policía llevaron la teoría a la superficie. Con la ciudad matándose a tiros, se concentraron en detener a quienes se colaban en el metro, robaban bolsos o rompían ventanas, confiando en que la mente criminal pensase: si por saltar el torno te llevan esposado, qué no te harán si atracas un banco. Partiendo de los mismos datos, otro libro, Freakonomics, descarta, sin embargo, que el descenso del crimen se debiese a las ventanas rotas. Stephen D. Levitt apunta una teoría que da más grima, incluso a él, "un economista políticamente incorrecto" de la agresiva escuela de Chicago: en 1973, Estados Unidos legalizó el aborto, por ello, según el autor, en 1990 había muchos menos chavales con papeletas para ser criminales, es decir, hijos no deseados de mujeres jóvenes, solteras, pobres y negras. Para ilustrar el peso del aborto en las generaciones venideras, Levitt arranca su explicación hablando de Ceausescu. En 1966, el rumano prohibió el aborto. Pasados 23 años, una horda de jóvenes derrocó al dictador. La ironía: "De no ser por la prohibición, muchos de ellos no habrían nacido", teoriza Levitt. En uno de los pocos textos del libro Wall and piece, el graffitero británico Banksy usa el mismo hecho, el derrocamiento de Ceausescu, para ilustrar que un individuo cualquiera es capaz de cambiar las cosas. Según el artista callejero (que cita a la BBC) fue un solo tipo quien empezó a gritar contra el dictador durante un discurso. Por error, muchos le siguieron y en el caos se forjó la revolución. Banksy es un genio del spray, sus obras son hermosas, profundas e hilarantes. Llaman a la reflexión, no al crimen. Su teoría: "Quienes degradan nuestros barrios son las compañías que cuelgan enormes anuncios en edificios y autobuses intentando hacernos sentir inadecuados si no compramos sus productos". Sin teorías que defender ni ganas de ilustrar nada, el Condenado en la ciudad se lanza a la calle en busca de un poco de praxis. Encuentra una calle en concreto (León, en el barrio de las Letras de Madrid) llenita de graffitis. Los cuenta: 352 pintadas en apenas 300 metros, muchas más que en las calles colindantes. ¿El azar? ¿El efecto contagioso de las ventanas rotas? ¿La desidia de los vecinos? Cada cual tiene su teoría y su práctica. El del bar ha llamado al Ayuntamiento un par de veces para que limpie las paredes, pero la del estanco opina que "total, para qué". La chica de la tienda de ropa ha pagado a un graffitero profesional para que le pinte el cierre y así dejen de firmarlo otros. Al tatuador le respetan la fachada por tatuador. Dice que en la calle no hay crimen serio, y que las pintadas, "que no son guapas", las hacen "chavalillos". Firmas de novatos, Kike, The Yo, Reinas, JL!.., con caligrafías torpes y sin mensaje más allá del ego. Sólo hay una con chiste, una plantilla que imita los carteles de "prohibido fijar carteles". Es una parodia de la propiedad privada y la autoridad. La pintada dice "prohibido llenar cuarteles", y, como no es una teoría, no está firmada.

Graffitis en Belén




Los peregrinos de Banksy, en Belén


El proyecto Santa's Guetto reunirá en Nochebuena a coleccionistas de todo el mundo que pujen por obras de arte, incluidos 'graffitis', contra el muro israelí.




Vídeo
CNN+

Banksy

Una pintada millonaria

Un 'graffiti' del artista Banksy se subasta en internet por casi 275.000 euros

BRENDA OTERO - Londres
EL PAÍS - Cultura - 15-01-2008

Antes, encontrar pintadas en la fachada de casa era un fastidio. Ahora un graffiti puede ser recibido como el número ganador de la lotería. Luti Fagbenle, propietario de una empresa de producción situada en la conocida calle de Portobello Road, se levantó un domingo de septiembre y vio como la fachada de su edificio amanecía cubierta con unos andamios. Cuando les preguntó a los trabajadores qué estaban haciendo, ellos se negaron a contestar. Horas después el andamio se desmanteló y en el muro apareció dibujado un pintor, vestido con boina y pajarita, retocando con un pincel la palabra "Banksy".

Luti Fagbenle había sido tocado por el lucrativo spray de Banksy, un artista y grafitero que dice mantener su identidad en secreto para evitar represalias legales. Fagbenle no perdió el tiempo, protegió la pintada con un plástico y la puso a la venta en una casa de subastas en línea. Ayer, la subasta se cerró con una puja final de 208.100 libras, unos 275.000 euros, precio que no incluye la extracción del trozo de pared y la reparación de la misma. Ebay y Fagbenle todavía no han confirmado si la puja ha sido aceptada. Banksy es conocido por su imaginería anti sistema (ratas vestidas de policías, niñas acunando misiles) y por las tácticas de "terrorismo artístico" que lleva a cabo para exhibir sus obras. Ha pintado el muro de Cisjordania, ha colado varias de sus obras en tres museos de Nueva York, ha introducido una falsa pintura rupestre en el British Museum y una rata muerta en el museo de Ciencias Naturales de Londres. El hecho de que el graffiti sea considerado vandalismo, supone que, al mismo tiempo que algunos trabajos de Banksy se vendan en galerías de arte por cientos de miles de euros, otros son borrados por las autoridades municipales. Hace dos años, las autoridades de Bristol sometieron a votación popular si uno de sus trabajos, que representaba a un hombre desnudo colgado del quicio de una ventana, debía conservarse. El apoyo masivo de los ciudadanos a la pintada hizo que se quedara. Banksy también es popular entre los famosos, tras una exposición en Los Angeles, Angelina Jolie adquirió varias de sus obras por 260.000 euros.